Cuando mi querida M. se fue a Cuba le dije que,
si se compraba allí un tres cubano,
cantaríamos las guajiras con él,
pero lo que se trajo son las letras.
Coloco aquí, con algún añadido, los poemas que ella tuvo a bien seleccionar de esta recopilación de décimas.
N I C O LÁ S GUILLÉN
JOSÉ LEZAMA LIMA
VIRGÍLIO PIÑERA
SEVERO SARDUY
N I COLÁS GUILLÉN B A T I S T A
Camagüey, 1902-
Ciudad de La Habana, 1989
Ciudad de La Habana, 1989
Premio Nacional de Literatura 1983
GLOSA
No sé si me olvidarás
ni si es amor este miedo:
ni si es amor este miedo:
yo sólo sé que te vas,
yo sólo sé que me quedo.
yo sólo sé que me quedo.
ANDRÉS ELOY BLANCO
1 3
a Como la espuma sutil Qué largo camino anduve
b en que el mar muere deshecho, para llegar hasta ti,
b cuando roto el verde pecho y qué remota te vi
a se desangra en el cantil. cuando junto a mí te tuve!
a No servido, sí servil, Estrella, celaje, nube,
c sirvo a tu orgullo no más, ave de pluma fugaz,
c y aunque la muerte me das, ahora que estoy donde estás
c y aunque la muerte me das, ahora que estoy donde estás
a ya me ganes o me pierdas, te deshaces sombra helada.
a sin saber si me recuerdas yo no quiero saber nada;
c no sé si me olvidarás. yo sólo sé que te vas.
2 4
Flor que sólo una mañana ¡Adiós! En la noche inmensa
duraste en mi huerto amado, y en alas del viento blando,
del sol herido y quemado veré tu barca bogando,
tu cuello de porcelana: la vela impoluta y tensa.
quiso en vano mi ansia vana Herida el alma y suspensa
taparte el sol con un dedo; te seguiré, si es que puedo;
hoy así a la angustia cedo y aunque iluso me concedo
y al miedo, la frente mustia... la esperanza de alcanzarte,
No sé si es odio esta angustia, ante esa vela que parte,
ni si es amor este miedo. yo sólo sé que me quedo.
Ciudad de La Habana, 1912-1976
AMANECER en VIÑALES (Fragmentos)
Ya el tatuaje de un pescado
o los castigos de un yes
Fierabrás va encaramado
en pitagórico tres.
Fiesta, llegó el convidado.
Síncopas, viejo remero,
es el ¡ay! del melonero,
el matiz del amarillo,
desde el escolar sencillo,
ondas del río primero.
AMANECER en VIÑALES (Fragmentos)
Ya el tatuaje de un pescado
o los castigos de un yes
Fierabrás va encaramado
en pitagórico tres.
Fiesta, llegó el convidado.
Síncopas, viejo remero,
es el ¡ay! del melonero,
el matiz del amarillo,
desde el escolar sencillo,
ondas del río primero.
Bisiesto del caracol,
suda tierra y vuelve hilo.
No peluca en coliflor,
el arcoiris en vilo
sabe resumir la flor.
Robar los melocotones,
son las más sabias lecciones,
sal de la longevidad
y el filósofo Sang Fo.
Un palmeral es su yo,
y otra vez la eternidad.
suda tierra y vuelve hilo.
No peluca en coliflor,
el arcoiris en vilo
sabe resumir la flor.
Robar los melocotones,
son las más sabias lecciones,
sal de la longevidad
y el filósofo Sang Fo.
Un palmeral es su yo,
y otra vez la eternidad.
VIRGILIO PIÑERA
Cárdenas, Matanzas, 1912 Ciudad de La Habana, 1979
En la Ciudad de La Habana,
la perla más refulgente
de Cuba, patria fulgente,
la desgracia se cebó
en Electra Garrigó,
mujer hermosa y bravía,
que en su casa día a día
con un problema profundo
tan grande como este mundo
la suerte le deparó.
(...)
En las olas de la mar,
en las aguas del arroyo,
en los bravíos escollos,
en el aire del palmar;
en el doliente pinar,
en el canto del canario,
en el afán temerario
se muestra la pasión loca,
que corre de boca en boca
con acento funerario. [es el afán dinerario]
en las aguas del arroyo,
en los bravíos escollos,
en el aire del palmar;
en el doliente pinar,
en el canto del canario,
en el afán temerario
se muestra la pasión loca,
que corre de boca en boca
con acento funerario. [es el afán dinerario]
tu obra llena de acechanzas
-mujer, vaso de fragancias,
purísima flor de mayo.
Rosa gentil que en un tallo
de espinas fieras te asientas,
rompe esa prisión y cuenta
al mundo tus sinsabores:
revélanos tus temores
Electra de las tormentas.
(Final del Acto Primero)
ACTO SEGUNDO CORO:
Ya una ciudad se dispone
a presenciar un ejemplo,
a ver derribar el templo
en que un tirano se impone.
No lo consienta, y corone
de Electra el triunfo la frente,
no lo consienta el potente
ánimo de tal doncella:
roca en la que se estrella
un egoísmo demente.
ACTO TERCERO CORO..
No preguntes, Clitemnestra,
por tu muerte o por tu vida,
tu cuello no tendrá herida
de la vida en la palestra.
No preguntes, Clitemnestra,
qué te reserva el destino:
tu vida tiene un camino
hacia una muerte espantosa.
Mujer, es negra tu rosa:
la que a tu maldad convino.
Camagüey, 1937-París, Francia, 1993
YA LO VES: DE AQUELLA BRASA
Ya lo ves: de aquella brasa
cuyo ardor te calcinó,
saciado, sólo quedó
dispersa ceniza escasa.
Muda inconstancia que abraza
el aparente sentido
del cuerpo oscuro y prohibido
—o del tuyo en el espejo
de la otra piel—. No me quejo
de arder. Ni de haber ardido.
cuyo ardor te calcinó,
saciado, sólo quedó
dispersa ceniza escasa.
Muda inconstancia que abraza
el aparente sentido
del cuerpo oscuro y prohibido
—o del tuyo en el espejo
de la otra piel—. No me quejo
de arder. Ni de haber ardido.
SIN OTRA RAZÓN O NEXO
Sin otra razón o nexo
que el de anudar dos estratos,
aparecen los retratos
en un espejo convexo.,
Desnudos. Manos y sexo
se prolongan en un flujo
de líneas. Mas, ese lujo
de detalles complicado
revela, visto de lado,
el dibujo en el dibujo.
en un espejo convexo.,
Desnudos. Manos y sexo
se prolongan en un flujo
de líneas. Mas, ese lujo
de detalles complicado
revela, visto de lado,
el dibujo en el dibujo.
Regla, Ciudad de La Habana, 1929-2005
VI TUS OJOS
Vi tus ojos... y volé
tras sus hermosos destellos
y con mis negros cabellos
tu amado rostro abracé.
Me besaste, te besé,
vibró tu cuerpo de hombre,
y al fin —aunque alguien se asombre—,
con ansia impetuosa y loca,
beso a beso, con mi boca
cifré en la tuya mi nombre.
Me besaste, te besé,
vibró tu cuerpo de hombre,
y al fin —aunque alguien se asombre—,
con ansia impetuosa y loca,
beso a beso, con mi boca
cifré en la tuya mi nombre.
LA NEGRA MERCÉ
Murió la negra Mercé,
vieja rumbera criolla,
que tenía hecha una ampolla
de música en cada pie.
Dicen que la rumba fue
la que la llevó a la tumba,
y como, aún muerta, le zumba,
no le den ayes ni oes,
sino claves y bongoes,
para que baile la rumba.
Dicen que la rumba fue
la que la llevó a la tumba,
y como, aún muerta, le zumba,
no le den ayes ni oes,
sino claves y bongoes,
para que baile la rumba.
JESÚS ORTA RUÍZ
Ciudad de La Habana,
1922-2006 Indio Naborí
Premio Nacional de Literatura 1995
CANTO A LA DÉCIMA CRIOLLA
(Fragmentos)
Viajera peninsular,
¡cómo te has aplatanado!
¿Qué sinsonte enamorado
te dio cita en el palmar?
Dejaste viña y pomar
soñando caña y café,
y tu alma española fue
canción de arado y guataca,
cuando al vaivén de una hamaca
te diste a «El Cucalambé».
Yo desde niño te llevo
del brazo como una esposa,
guajirita lastimosa
con hambre de mundo nuevo.
Incubaste como un huevo
de sinsonte el alma mía,
desde que en la sitiería
junto al arroyo sonoro,
como una botija de oro
encontré la Poesía.
CARILDA OLIVER LABRA
Matanzas, 1922Premio Nacional de Literatura 1997
¡cómo te has aplatanado!
¿Qué sinsonte enamorado
te dio cita en el palmar?
Dejaste viña y pomar
soñando caña y café,
y tu alma española fue
canción de arado y guataca,
cuando al vaivén de una hamaca
te diste a «El Cucalambé».
Yo desde niño te llevo
del brazo como una esposa,
guajirita lastimosa
con hambre de mundo nuevo.
Incubaste como un huevo
de sinsonte el alma mía,
desde que en la sitiería
junto al arroyo sonoro,
como una botija de oro
encontré la Poesía.
CARILDA OLIVER LABRA
Matanzas, 1922Premio Nacional de Literatura 1997
CUANDO EN LA TARDE PROPONES
Cuando en la tarde propones
tu memoria entre las plantas
parece que te levantas
en medio de tus canciones.
No es la música que impones
a ese verde en la floresta
ni es tu mano siempre puesta
sobre el tiempo, sembrador,
lo que me funda el amor
y cambia la tarde en fiesta.
Es algo que trae la espuma
del crepúsculo en que vienes:
como si tú con las sienes
me sacaras de la bruma.
Mas, luego cuando se esfuma
ese sol en que te acodo,
y el jardín es sólo un modo
de agonía que te nombra,
y la tarde es una sombra:
desapareces del todo.
ole
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