Bueno, con este poema de León Felipe nos metemos en el mundo del Fandango y sus métricas.
A ver cómo nos va.
El Diccionario de Autoridades de 1735 define el fandango como el ‘baile introducido por los que han estado en los reinos de Indias, que se hace al son de un tañido muy alegre y festivo’, hecho que debió ocurrir a finales del siglo XVII.
¿Se podría adaptar un poema contemporáneo siguiendo la evolución melódica del Fandango desde su aparición? Las estrofas seguirían cronológicamente las formas de cantarse que ha tenido a lo largo de su vida para acabar en los fandangos más personales del flamenco.
Afirma Pepe el de la Matrona: ‘Éstos llamados tarantos eran mineros cuando empezó el auge de las minas, que eran de la provincia de Granada y Almería, de la Alpujarra. Los tarantos empezaron a salir de las Alpujarras cuando se empezaron a descubrir las minas; ellos iban allí, a las minas, a buscar trabajo y les decían tarantos. Al salir después las minas de La Unión, se fueron introduciendo en Cartagena. Y luego se pasaron a Linares, a la provincia de Jaén, que también se empezaron a descubrir allí minas. Y llevaban ellos sus canciones, que eran fandangos’.
Sobre el origen del término hay varias teorías, aunque es asunto por resolver. Lo que queda fuera de duda es que, empezando por Jaén, el nombre de tarantos se aplicaba en las tierras mineras de la Andalucía Oriental y Levante, desde el siglo XIX, a las cuadrillas fuertemente cohesionadas de alpujareños; que taranto acabará siendo un gentilicio que se aplica a los naturales de la provincia de Almería.
Está considerado como una variante de la taranta, diríamos que es una suerte de tientos mineros. Es cante sobrio y de temática ajena a la mina frente a la taranta. Se canta en fragmentos de cuatro compases cada uno, con mayor o menor libertad para el cantaor manteniéndolo hasta la cadencia donde vuelve a retomar. La melodía más habitual del taranto, que no deja de ser un fandango, nos recuerda mucho a la del fandango de Lucena y no descartamos que pueda tener, por tanto, una procedencia cordobesa.
Destacan en el repertorio jondo los que antaño impuso Manuel Torre, anunciados como rondeña, con la letra ‘Ay, mi muchacho’de 1929. Cejilla al 5 por Fa#. Ir a descargar
Pero como cante hasta que Fosforito los grabó en Philips en 1957, no se rotularon jamás como tales en disco alguno; como baile, sin embargo, ya Carmen Amaya lo anunciaba desde tres lustros antes. He aquí el taranto de fosforito de cuando ganó aquel concurso de Córdoba (supongo que de ahí el título) "No tengo na que envidiarte" (taranto) 1957 Fosforito. Cejilla al 3 por Fa# Ir a descargar
Para distinguir entre tarantas y taranto bastaría en un principio con acudir a la rítmica. Si la guitarra va marcando un ritmo, estaríamos ante un taranto; en caso contrario, si va libre y se limita a dar contestaciones al cante, una taranta.
En general, se habla, vulgarmente, de tarantas cuando el cantaor interpreta un estilo muy florido y dulce, mientras que en los tarantos prima la expresión. Además, el ayeo que precede a la letra, en el taranto se hace con abierto poderío, frente a la sutileza habitual de la taranta.
De ahí la ambigüedad al presentar este tema de Camarón como Taranta pues se toca sin un compás marcado pero su melodía se inspira en los tarantos anteriores y, sobretodo, en el de Fosforito.
1 "Los Dos Se Juegan la vida" fue registrado en 1977 como Taranta pero su melodía es de Taranto-Cejilla al 6 por Fa#. Cantado por Camarón y Paco de Lucía a la guitarra
Ay la vida
cuando van a trabajar, los dos se juegan la vída, los marineros en el mar y los mineros en la mina, sin saber si volverán.
De la muerte caminamos a cuestas con la sentencia que de la muerte caminamos, la llevamos con pacencia y cuenta nunca le echamos, aunque se tenga experiencia.