domingo, 23 de mayo de 2010

El Festival de cansautores tristes: Escena 1: El cantautor "ético de pena".





El Festival de cansautores tristes


Escena 1: El cantautor "ético de pena"

 «Las ideas sirven para pensar. 
Las ideologías para disimular la ausencia de ideas. 
Las ideologías prestan, a quienes carecen de ideas, 
el mismo servicio que las pelucas a los calvos.»
Mario Vargas Llosa

No había público en el Sol Café y todavía la luz de la tarde entraba por las cristaleras. Sólo se oía el trajín de los chavales que metían bebidas en las neveras y allá adentro la voz de una chica que preparaba algo en la cocina.
Había tiempo para relajarse un rato en la barra antes de que tuviéramos que probar sonido.
El cantautor comprometido aparece de pronto atravesando la sala con mucho brío sin darse cuenta de que observamos con atención su trayectoria nerviosa hacia el fondo del local donde está el escenario y saluda a los que están preparando cables y cachivaches para el espectáculo.
El gordito que entra tras él sí que nos ve y se acerca y saluda, es un bajista que ha venido a acompañarlo con su guitarrilla pues el colega no sabe tocarla.

-Lleva un mosqueo en to' lo alto...
-¿Qué le pasa?
-No veas cuando ha visto el cartel con el toro y el torero...que si "Él" tiene una trayectoria profesional, que si a "Él" esto del rrrrollo españó le parece muy mal...bueno,bueno jajaja ya os lo dirá "Él" mismo...

Como nos indicaba con el pulgar su segundo y después del instante de intercambio de saludos al fondo, ya venía directo hacia nosotros el cantautor ético.
Al gordito bajista todo esto parecía hacerle mucha mucha gracia, a nosotros ninguna: con uno de los tabúes de la lucha superchupigüais habíamos topado.

-Qué pasa peña que tal manoloooo ei Juanpeeee…

Entra en el pequeño cónclave que formamos en la barra con aire desenfadado encajando una a una nuestras manos como un comercial que inicia un trato en la tienda desde una posición ventajosa pues el producto que vende se lo quitan de las manos y a ti te hace un favor (porque eres tú aversimentiendeees).
Si estaba mosca no lo da a entender y ninguno de nosotros parece dispuesto a otra cosa que tener la fiesta en paz y poder concentrarse en lo que nos espera dentro de un rato…menos el gordito.

-Juanito jajá jajá cuéntales a estos cómo te mola el cartel…
-Hombreee…
-¡Si,hombre!-insiste mientras me mira-¡ahora disimula el tío!-vuelve su cabeza y lo mira a él-¡si me has venido comiendo la cabeza to’l camino con el puto cartelito de los cojones!

El cantautor parecer rumiar las palabras y parece que una cierta prudencia va a hacer que eluda el tema pero su segundo conoce bien su vanidad y sabe que el ético no va a dejar escapar la posibilidad de darnos con la vara de su justa indignación porque va con su naturaleza y que en esa naturaleza entra también el gusto por dominar el espacio y la situación que está viviendo. Ahora “tenernos en sus manos“ es colocarse un peldaño más arriba en ese orden moral que domina el ambiente del antifascismo catalán y ,desde ahí, hacerse el curilla ofendido en su fe .Y eso le pone. Y le pone porque ese sitio desde el que comienza a hablar es el de la ideología, ese locus amoenus de nuestros libertarios residuales, esa orilla en la que se está a salvo del río de Heráclito tan cambiante ,tan peligroso, en la que se está a salvo de la desesperación de sólo poder confiar en uno mismo, esa finitud, esa inseguridad con patas…
Pero no hay vuelta atrás: la sinceridad está sobrevalorada y ,ético de ética, el cantautor no puede más que venir a contarnos su queja sobre la estética elegida para el cartel donde necesariamente aparece su nombre.

-Esto del rollo taurino...
-¿Qué le pasa al "rollo taurino" nen?
-Yo tengo una carrera ,una trayectoria...no me puedo permitir que me asocien a un rollo como este del cartel.

Mientras hablo compruebo de reojo que el gordito y mi hermano, a mi derecha y a mi izquierda, guardan silencio amagando sus respuestas primero, para después, aprovechando mi turno de palabra , irse escaqueando lenta y suavemente de la conversación para revolotear hacia el ajuste de un micro,¡qué casualidad!, que no sonaba bien o llevar la guitarra al fondo allá en el escenario (que está muy lejos no vaya a ser que luego no de tiempo) y yo pienso que qué hijos de puta que me han dejao sólo con el digno y eso que el que apenas lo conoce soy yo aunque forma parte del imaginario de la peña con la que me he ido relacionando esporádicamente desde hace ya tantos años.
Recuerdo que la primera vez que lo ví fue en las Cocheras de Sants y estaba entre esa peña de Barna un poquito más mayor que nosotros los de Castefa y con alguna experiencia en buscarse la vida entre los anarcos residuales de los setentas.
Habíamos ido el Favio y yo para ver en que podíamos colaborar con no se qué acto solidario de entonces."Solidario" era una de esas palabrejas ambíguas que pasaron a significar cosas muy concretas en nuestro día a día de entonces. “Solidarizarse” significaba trabajar gratis para una organización cualquiera que entonces nos pareciera muy prestigiosa por su fama de radical y combativa pero que de la que ,como con muchas otras cosas de la lucha de la extrema izquierda, no sabíamos absolutamente nada y ,al fin y al cabo, no podíamos controlar como hacíamos con nuestro pequeño grupo artístico.
Nada nuevo en el siglo pero es que entonces eso no era importante pues nuestras prioridades eran otras: salir del aislamiento claustrofóbico del pueblo donde parecíamos los únicos raros.
Pero con el tiempo tuve la sensación que el paso por esos grupúsculos de extrema izquierda no nos volvió más solidarios sólo nos hizo más cínicos.
Y algunos de nosotros se lanzaron a experimentar como eso va fatal para la salud.

-Mira, Juanito, lo que dices no me interesa absolutamente nada y no me quiero hacer cargo de tu formación estética, yo cobro por eso. Elegimos un cartel cuya estética taurina nos parecía perfecta en ese momento. Has tenido tiempo de decir algo porque recibiste, como todos nosotros, un email con el cartel ya hace muchos días pero, si has preferido no decir esta boca es mía y sólo criticarlo políticamente con tus íntimos, es tu problema no el mío.
La realidad es la siguiente: ahora que el cartel esta ahí y ya no va a cambiar ¿qué vas a hacer?
Por favor que diga que se va ,por favor que diga que se va
-Bueno, bueno

Una contracción, un enfriamiento, ha bajado la voz, ha bajado los hombros, su manera de hablar cambia, se hace más suave, conciliadora y humilde. De institutriz con la vara ideológica chunga pasa al niño de los salesianos que es regañado. No va a tomar la decisión de irse ni loco: me llega que lo necesita, necesita estar ahí. Que mas da lo que dijo, lo que pensó antes de decirlo, que mas da la ideología que muestre si en lo que de verdad cree es en otra cosa.

-Siempre podemos llegar a un entendimiento porque lo importante…
-Lo importante…

Parece como si hoy, excepcionalmente, algo que acostumbra a funcionarle no le ha funcionado. Mezclar la moral en una argamasa chisporroteante de cal viva y prejuicios buenistas, colocar los ladrillos con furia justiciera y ,así, construirse ¡Ah, constructor de la casa! su chiringuito.

¿Cuál es el chiringo del cantautor ético?
La casita del ego está formada por una carcasa conservadora y reaccionaria en el interior que guarda esa habitación donde se halla el arca de la santa alianza con la ideología custodiando su interior de causas indiscutiblemente buenas y en el lado bueno de la historia que han de dar, por arte de birlibirloque, una coartada ética y la aceptación de un público por la ideología, para hacer tragar la estética pues la estética es mala mala y no se confía en salir adelante con la propia estética y el propio oficio.
Frente a la incertidumbre de que las propias ocurrencias sean buenas mejor hechar mano de la ideología que procura un lugar muy seguro y calentito.
El problema es que la operación tiene el inconveniente en que uno se trasforma en una foto fija de la inmadurez cuando desde esta se defendían causas sin tener una idea amplia de cómo funciona la realidad ni la historia ni ,tampoco, una mínima experiencia de cómo funciona la lucha y los luchadores vistos de cerca. Porque de cerca se puede ver que la mayoría de las veces sus verdaderas motivaciones no son tan altruistas como ellos quieren dar a entender y uno había anhelado. Pero ,si uno no pone en marcha sin concesiones la mente tan despierta y suspicaz que se tiene cuando se tienen veinte años, con el tiempo y, después de ser continuamente obnubilada por la ideología, ya no se activará más por falta de uso. Uno se transforma necesariamente en una caricatura de lo que fue para poder sobrevivir en ese medio ultraloquesea en el que vegeta. Una caricatura de sí mismo. Y de hecho esto es lo más artístico que ha logrado El Cantautor Ético en todo este tiempo: volverse caricatura y ,dado los tiempos que corren, no es cualquier cosa.
Un dibujante en una revista satírica lo transformó en un personaje de un pequeño universo maniqueo que formó como un espejo de “lo alternativo real” y que resume perfectamente en que llegaron a convertirse una serie de ideas anarquistas acerca de la realidad a mediados de los 80’s : tópicos que eran la musiquita de entrada en escena de unas caricaturas que ,de tan ideologizadas, sólo podían aspirar a convertirse en personajes de carácter.
“Bebe y lucha“ era uno de los lemas que venían de Euskadi en aquel tiempo.
¿Qué esperaba el castizo amante de las tamborradas y los chiquitos hasta morir que se lo inventó que iba a producir eso sino polichinelas colocados, cabreaditos y vestiditos de uniforme de los que ya se sabe lo que van a opinar sobre cualquier cosa y en cualquier momento de la obra?

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