El niño Sostres fue periodista de L'Avui 8 años. Comió con ellos, cenó con ellos, fue de copas con ellos, presumió de tener teléfono rojo con ellos...los conoce bien. Son un calco de la Lliga Catalana de Cambó...y también tienen su Josep Pla...con su espejito stendhaliano:
"No sé qué hay de cierto en lo de Oriol Pujol y la trama de las ITV.
Sí sé que la corrupción -a veces moral y a veces criminal- es consubstancial al nacionalismo convergente.
Pujol padre, como tantos otros políticos catalanistas, estuvo en la cárcel por defender sincera y noblemente sus ideas, pero cuando llegó al poder se dio cuenta de que era mucho más cómodo y rentable vivir de los problemas de Cataluña que tratar de solucionarlos.
Con el tiempo, la trama se ha ido complicando y sofisticando, y ha ido afectando a distintos ámbitos de la sociedad. Acabar con ella sería hoy imposible. Las complicidades son tantas, las ramificaciones tan extensas y el relato político y moral está tan enraizado que todo el mundo ha acabado mirando hacia otra parte y ante cual quier escándalo que afecte a un político convergente funciona la respuesta de que en el fondo es una maniobra española para exterminara nuestros soldados.
La financiación irregular de los partidos políticos tiene mucho que ver con empresas que luego son contratadas por la Administración. Cómo se realizan luego los pagos es sólo cuestión de detalle.
Normalmente se intenta que todo quede en casa, y se usan de puente las instituciones más emblemáticas, como el Palau de la Música.
Que las millonarias deudas de los partidos contraen sean luego milagrosamente olvidadas tiene mucho que ver con el opaco equilibrio de poderes en la Caixa.
La trama está muy trabajada y su sofisticación es extraordinaria. Los personajes son siempre los mismos, y aunque a veces se pelean saben que no pueden hacerse daño porque todos saben cosas de su pasado y se tienen cogidos entre ellos por donde más duele.
También las empresas de comunicación forman parte de la trama y son las que de hecho garantizan la omertá.
Hoy la práctica totalidad de los medios catalanes reciben subvenciones y la gran mayoría no podría sobrevivir sin ellas.
La inmensa mayoría de los periodistas y opinadores catalanes, independientemente de su signo político, cobran más del 70% de su sueldo de medios públicos o de medios con subvenciones tan descomunales que pueden considerarse casi tan públicos como TV3 o Catalunya Rádio. Así es imposible el talento, así es imposible la calidad, así es imposible la libertad.
España está muy lejos de ser el principal problema de Cataluña mientras continuemos con estas dinámicas de tribu.
El catalanismo se dio cuenta hace años de que vivía mucho mejor del problema que de intentar solucionarlo, del trapicheo que de la política entendida como un servicio público, de vender cacahuetes a los monos de la jaula que de intentar liberarlos.
La mayor garantía de que las reivindicaciones independentistas no llegaran a ninguna parte es que cuando Convergéncia considere que la broma ya ha durado demasiado pactará lo que sea necesario y al precio que convenga, porque son los primeros que saben que los independentistas no son más de un 30%, y que un referendo dejaría en evidencia que no hacen falta tantos intermediarios si es tan menor el problema.
Y, además, hace tanto tiempo que el catalanismo es su modo de vida, que ya ni recordarían cuáles son sus convicciones.
Y todo ello envuelto en el catolicismo más rancio, con todos los prejuicios y sin ninguna profundidad.
Algo así como aquel político corrupto del East Side de los años 20 que cada mañana acudía a la iglesia de St. James, en la calle Oliver, para rezarla misma oración: «Señor; danos salud y fuerza, nosotros ya robaremos el resto».
ole
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