El hábito de luz
Y en el cielo súbita se abre la tenebrosa hora anunciada
por el resplandor que baja de las colinas hacia las casas;
azotando a la tropa rezagada y sentenciada por el destino
de los que, a la guerra, sólo dan su peso y talla.
Y me tienta la certeza de que más allá no hay nada
pero allí donde hay peligro también crece lo que nos salva.
Nunca más oiré desprender del ralo palmar
el ágil hábito de luz que perseguí hasta el fin.
Nieve azul, crujiente chasquido de luz cayendo
del lomo gigante hacia abismo alpino, soñando con Roma...
ole
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