Y de tu discurso cae
Mientras el pingüi
muere en un arcén
de una calle vacía
de San Cosme,
mientras del cielo
espera una señal;
tú deslizas
tu cuerpo esbelto
por salas, salones,
sillones, reuniones,
estatuas de mármol
y en tu cara no veo
la antigua rebelión
cuando sostienes
la conversación.
Mientras el pingüi
siente que ya llegó la hora
que dentro de un momento
se alejara por fin.
Todo da igual,
ya nada importa,
todo tiene su fin.
Y de tu discurso cae
aquella gota de sangre más
y también del mío cae
un perro al pie del poema.
Mientras muere en un arcén,
calle río Cardener,
el cielo del Prat
parece bromear
y en el Remolar
grazna un cormorán:
"Ahí mismo, rubia
no andes más".
Y de tu discurso cae
aquella gota de sangre más
y también del mío cae
un perro al pie del poema.
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