lunes, 30 de enero de 2012
Jaime Gil de Biedma: NO VOLVERÉ A SER JOVEN. Romance y Vidalita.
Después de estudiar el Romance de Zaide en versión de El negro del Puerto y la Vidalita de Mayte Martín y reunidas ambas en mi cabeza por su carácter de melodías en tono menor y ya asimiladas más o menos suficientemente, intuí la posibilidad de adaptar sus proporciones para decir correctamente este poema de Jaime Gil de Biedma que le oí a Miguel Poveda en el Liceo con una melodía que no me gustó.
Jaime Gil de Biedma: "No volveré a ser joven"
Cejilla al 2 por Mim, Lam, Si7.
Cante: Juan Pedro Ríos, toque: Raul Verdejo
en la Peña flamenca "Juan de Arcos" de Badalona.
1º aproximación:
al aire por Mim, Lam, Si7.
Escala del cante: Mi, Fa#, Sol, La, Si, Do, Re, Mi
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
—como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería,
y marcharme entre aplausos
—envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
(1ª estrofa de su poema "Canción de aniversario"):
1º aproximación:
Cejilla al 3 por Mim, Lam, Si7.
Escala del cante: Mi, Fa#, Sol, La, Si, Do, Re, Mi
Mi7 Lam
El eco de los días de placer,
Re Do7 Si7
el deseo, la música acordada
Mi7 Lam
dentro del corazón,
Re
y que yo he puesto apenas
Do7 Si7
en mis poemas, por romántica;
Lam Si7
todo el perfume, todo el pasado infiel,
Lam/Do7/Si7
[todo] lo que fue dulce y da nostalgia,
Mi7 Lam
¿no ves cómo se sume en la realidad
Re Do7 Si7
que entonces [tú todo lo] soñabas
Lam Si7 Mim
y [yo también todo lo] soñaba?
Canción de aniversario
Porque son ya seis años desde entonces,
porque no hay en la tierra, todavía,
nada que sea tan dulce como una habitación
para dos, si es tuya y mía;
porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
cantemos, alegría!
Y luego levantémonos más tarde,
como domingo. Que la mañana plena
se nos vaya en hacer otra vez el amor,
pero mejor: de otra manera
que la noche no puede imaginarse,
mientras el cuarto se nos puebla
de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,
y de historia serena.
El eco de los días de placer,
el deseo, la música acordada
dentro del corazón, y que yo he puesto apenas
en mis poemas, por romántica;
todo el perfume, todo el pasado infiel,
lo que fue dulce y da nostalgia,
¿no ves cómo se sume en la realidad que entonces
soñabas y soñaba?
La realidad -no demasiado hermosa-
con sus inconvenientes de ser dos,
sus vergonzosas noches de amor sin deseo
y de deseo sin amor,
que ni en seis siglos de dormir a solas
las pagaríamos. Y con
sus transiciones vagas, de la traición al tedio,
del tedio a la traición.
La vida no es un sueño, tú ya sabes
que tenemos tendencia a olvidarlo.
Pero un poco de sueño, no más, un si es no es
por esta vez, callándonos
el resto de la historia, y un instante
-mientras que tú y yo nos deseamos
feliz y larga vida en común-, estoy seguro
que no puede hacer daño.
ole
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